Algunas bacterias bucales producen residuos ácidos que descomponen y liberan minerales en la pieza dental (desmineralización).
Esto debilita el esmalte, pero la saliva ayuda a restaurar los minerales perdidos y a fortalecer la pieza dental (remineralización). En el caso de las personas que ingieren mucho azúcar o que tienen una higiene bucal inadecuada, las bacterias pueden acumularse en las piezas dentales, formando una capa pegajosa llamada placa. Cuando se exponen a los carbohidratos, las bacterias de la placa desmineralizan el esmalte, superando nuestra capacidad de remineralización. Se produce así una pérdida neta de minerales que ocasiona la destrucción del esmalte.
La caries incipiente se presenta como una mancha blanca, o lesión cariosa incipiente, bajo la superficie del diente. Solo cuando la lesión emerge a la superficie del esmalte, se produce un agujero en la pieza dental. A medida que la caries avanza, el agujero puede llegar a la dentina y, más tarde, a la pulpa. Esto puede causar un dolor intenso al paciente y, en última instancia, provocar la pérdida de la pieza dental o un absceso dental.
Puede formarse una lesión cariosa en cualquier parte de la pieza dental, pero es más probable que se produzca en las superficies de mordida (caries oclusal), en los espacios entre los dientes (caries interproximal) o a lo largo del borde gingival. En pacientes con raíces dentales expuestas, la caries es especialmente peligrosa, ya que invade más rápido la dentina (caries radicular) y es más difícil de controlar.
La caries dental es la enfermedad bucal más prevalente del mundo y afecta tanto a adultos como a niños. Se calcula que 2 300 millones de personas tienen caries en los dientes definitivos y 530 millones de niños tienen caries en los dientes de leche.
Cualquiera puede sufrir caries. Con la aplicación de programas preventivos eficaces se logró una reducción masiva de las caries durante la primera infancia. En muchas zonas de Europa, son muy pocos los niños que tienen caries, y están normalmente asociadas a su situación socioeconómica y a los conocimientos de sus padres sobre la salud bucodental. A pesar de los avances en la atención preventiva en la infancia, muchas personas sufren caries durante la edad adulta, debido a la reducción de las medidas preventivas y la aparición de nuevos factores de riesgo, como:
- Mala higiene bucodental
- Aumento del consumo de carbohidratos
- Consumo frecuente de aperitivos
- Xerostomía (sequedad bucal)
- Radioterapia en cabeza y cuello (tratamiento para el cáncer)
- Pulpa dental visible, úlceras, fístulas y abcesos